martes, 8 de mayo de 2012

el olvido organizado

Si Franz Kafka fue el profeta del mundo sin memoria, Gustav Husak es su constructor. Después de T.G. Masaryk, llamado el presidente liberador (todas sus estatuas, sin excepción, han sido destruidas), después de Benes, de Gottwald, de Zapotocky, de Novotny y de Svoboda, el séptimo presidente de mi patria es el llamado presidente del olvido.
Los rusos lo instalaron en el poder en 1969. Desde 1621 no ha soportado la historia de la nación checa una masacre de la cultura como la de su gobierno. Todos creen que Husak sencillamente ha perseguido a sus enemigos políticos. Sin embargo, la lucha contra la oposición política ha sido más bien una excusa y una oportunidad que los rusos han aprovechado para alcanzar por medio de su virrey algo mucho más esencial.
Considero muy elocuente en este sentido que Husak haya expulsado de las universidades y los institutos científicos a ciento cuarenta y cinco historiadores checos. (Se dice que por cada uno de ellos ha crecido en alguna parte de Bohemia, misteriosamente, como en las fábulas, una nueva estatua de Lenin.) Uno de esos historiadores, mi amigo Milan Hübl, con sus gruesísimas gafas, estaba sentado un día del año 1971 en mi piso de la calle Bartolomejska. Mirábamos desde la ventana las cúpulas de las torres del castillo de Hradcany y estábamos tristes...
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El libro de la risa y el olvido, Milan Kundera.

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